La orina, un fluido corporal que se produce en los riñones, es básica para un funcionamiento correcto del organismo. Sirve para eliminar productos tóxicos ingeridos o producidos por el metabolismo, controlar la presión arterial y regular el equilibrio de las sales y la acidez en la sangre.
La composición de la orina, fundamentalmente color y olor, puede cambiar por múltiples razones, según asegura el jefe del Servicio de Urología del Hospital General de Villalba (Madrid), el doctor José Emilio Hernández. Y algunos de estos cambios pueden resultar clave para identificar ciertos problemas de salud.
Cuenta el doctor Hernández que “en la medicina clásica del pasado, los profesionales de la salud eran capaces de basar el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades en la simple inspección visual, valorando el color, la turbidez e incluso el olor y el sabor de la orina de sus pacientes”.
Los análisis de orina son “sencillos, no invasivos y muy rentables desde el punto de vista de la información que nos proporciona para conocer el funcionamiento de los riñones e incluso diagnosticar precozmente muchas enfermedades”, continúa el experto.
En cuanto al color, “la orina normal generalmente tiene un color amarillo pálido”, subraya el doctor Hernández. No obstante, es posible que la orina adquiera otras tonalidades y los motivos son inofensivos. “Habitualmente, color rosa por la ingesta de remolacha o zanahoria; naranja por la toma de vitamina B y azul por el consumo de espárragos”, manifiesta el urólogo.
Las infecciones urinarias incluyen cambios sustanciales en la orina. “No es infrecuente la presencia de orina turbia asociada a mal olor cuando se produce una infección urinaria”, afirma el experto, que también cita “olor fétido” asociado a las infecciones y la presencia de bacterias o leucocitos. Por otra parte, la presencia de sangre puede indicar enfermedades urológicas “benignas y malignas”, matiza el experto, y las proteínas denotan afectación nefrológica.
El olor
En referencia al olor, “la mayoría de las veces, la orina no tiene un olor fuerte ni desagradable si uno está sano y bien hidratado”, apunta el jefe de Servicio de Urología del Hospital de Villalba. De hecho, “la mayoría de los cambios en el olor de la orina son temporales y no están asociados a enfermedades, más bien a la ingesta de ciertos alimentos o medicamentos”, expone el experto.
Pero sí pueden encontrarse ciertas pistas sobre el estado general en base al olor de la orina. Principalmente, “olor dulce relacionado con diabetes mellitus y otras enfermedades metabólicas e, incluso, olor a moho ligado a ciertas enfermedades hepáticas”, según el doctor Hernández.
Pero no todos los cambios son malos. “El aspecto y el olor de la orina pueden variar en función de lo que se come o bebe, así como de la actividad física realizada. Además, hay medicamentos y alimentos que pueden cambiar el olor de la orina”, puntualiza el doctor Hernández, que añade que esta sustancia es una disolución cuyo disolvente es el agua.
“Los solutos están representados por la urea, sodio, potasio, cloro, bicarbonato, creatinina, ácido úrico y amonio, así como diferentes productos de desecho de diversas vías metabólicas”, especifica el experto.
Fuente: infosalus.com