El proceso no provoca lesiones al órgano y mejora la compatibilidad entre pacientes.
Hasta ahora, un hígado podía permanecer fuera del cuerpo a 4ºC un máximo de 12 horas antes de ser trasplantado. En ese tiempo, que es poco más de una noche, las células sufrían. Los médicos, a contrarreloj, las sacaban del cuerpo a 37ºC, las sumergían a 4ºC y a pocas horas, las volvían a calentar con prisa. “Siempre tenemos que luchar contra el tiempo para que el órgano se mantenga en el mejor estado posible; todo lo que le prolongue la vida útil y lo deje intacto es muy importante”, explica Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Ahora, el proceso de supercooling o superenfriamiento en español (enfriar el órgano hasta cuatro grados bajo cero sin congelarlo y con un sistema de perfusión de sangre oxigenada) ha preservado 27 horas el hígado sin dañar el funcionamiento de sus células, según una investigación del Hospital General de Massachusetts (MGH) publicada en Nature Biotechnology.
El hígado, debido a su volumen, tiene un gran riesgo de congelación y de perder su viabilidad al sufrir lesiones, como cuenta Reiner De Vries, uno de los autores del estudio. “Tuvimos que prevenir rápidamente la formación de hielo porque es la mayor amenaza de las células”, precisa. Para ello, los expertos han disminuido el contacto de los líquidos con el aire y añadido agentes anticongelantes, como el glicerol. Para no dañar el tejido de los vasos sanguíneos debido a las sustancias añadidas, una máquina hipo-térmica de perfusión permite condicionar el órgano. La misma tecnología (ya manejada en hospitales con la esperanza de prolongar algunas horas la preservación) es utilizada para calentar el hígado paulatinamente durante tres horas mientras se le vuelve a añadir la sangre perdida, como explica Shannon Noella Tessier, coautora e investigadora del MGH.
Estas 15 horas de vida extra del órgano mejorarán la vida de los pacientes después del trasplante, según cree De Vries: “Con un mejor método de preservación tendremos tiempo de buscar pacientes con una excelente compatibilidad. Eso reducirá los riesgos de rechazo y aumentará la esperanza de vida del órgano en el destinatario”. Para asegurar la viabilidad entre el donante y el receptor, antes y después de la preservación, los profesionales han cogido dos hígados (ya descartados por las clínicas): uno que no producía bilis y otro que sí. Al finalizar el tratamiento, los dos órganos seguían intactos, con las mismas características y capacidades previas al experimento. Además, el hígado se retira muchas veces con lesiones debido a la edad del donante y al daño que sufre durante las horas en las que está a 4ºC, pero este nuevo proceso, al no empeorar el estado del órgano mientras se encuentra sin dueño, promete que el trasplante salga mejor, espera José Antonio Pons, presidente de la Sociedad Española del Trasplante Hepático (SETH). “Este método es importante para un órgano extraído muy frágil pero viable”, precisa.
Gracias al descubrimiento del MGH (a la espera de aplicarse en las clínicas), las oportunidades de trasplante todavía escasas se incrementarían. “Si eso se produce, el sistema de este estudio habrá logrado reducir la tasa de mortalidad (3% a 5% en España)”, menciona Beatriz Domínguez-Gil.
Un respiro para la logística
España encabeza la cantidad de trasplantes de todo el mundo con 113,4 operaciones por millón de habitantes, seguido de cerca por Estados Unidos (109,7) y muy encima de la media europea (66,9), según el último Registro Mundial de Trasplantes. Aunque la lista de espera para obtener un hígado sano ha disminuido, de 800 pacientes en 2015 a 366 este mes de septiembre, “la cantidad de órganos es insuficiente para cubrir todas las necesidades”, ha resaltado la directora de la ONT. Para ella, la principal causa de saturación en el sistema se debe a la falta de detección de oportunidades. “Pero está claro que este estudio nos ayudará en la logística. Podremos tener tiempo de analizar el hígado y no descartar ninguno, transportarlo a más largas distancias y tratar los pacientes y familiares con más profesionalidad”, concluye.
Fuente: elpais.com