El Día Mundial de la Hepatitis, coordinado por la World Hepatitis Alliance en colaboración con la OMS, pretende fortalecer las medidas de prevención, detección y control de esta enfermedad y mejorar el acceso al tratamiento. La fecha de la conmemoración coincide con el nacimiento del descubridor del virus de la hepatitis B, el profesor Baruch Samuel Blumberg, galardonado con el premio Nobel.
La hepatitis es una enfermedad infecciosa caracterizada por la inflamación del hígado. En muchos casos, no presenta síntomas y esto hace que suceda inadvertida. Cuando produce síntomas, los más comunes son cansancio, náuseas y vómitos, orina oscura e ictericia (coloración amarillenta de la piel y de la parte blanca de los ojos).
Existen varios tipos de hepatitis, pero los principales son:
- Hepatitis A. Suele ser leve y resolverse sin necesidad de tratamiento y sin complicaciones. Es una enfermedad de transmisión alimentaria, pero también puede contraerse por contacto físico cercano con las personas afectadas. La mejor estrategia de prevención es la vacunación y buena higiene de las manos.
- Hepatitis B. En la mayoría de los casos, al igual que la hepatitis A, el cuerpo puede eliminarla por sí misma sin consecuencias, pero en otros puede convertirse en crónica y producir lesiones graves en el hígado. Se contrae a través de la sangre y las mujeres embarazadas pueden transmitirla a los recién nacidos en el momento del parto. La vacunación es clave para evitarla.
- Hepatitis C. En más de la mitad de los casos se convierte en crónica y puede derivar en cirrosis o cáncer de hígado. De hecho, es una de las principales causas de trasplante de hígado en Cataluña. Se asocia al uso compartido de material contaminado, como las jeringuillas o los instrumentos para realizar piercings y tatuajes. A diferencia de los otros dos tipos de hepatitis, no existe ninguna vacuna disponible, pero sí un tratamiento con pastillas, de corta duración y sin efectos secundarios, muy eficaz para eliminar la enfermedad en casi el 100% de los casos.